miércoles, 3 de septiembre de 2014

MiS PELiGROSAMENTE ELEVADOS NiVELES DE ESTRES...

Creo que entre nuestros propósitos de año nuevo, estaba acudir al dentista.... uuuuy! no me gusta!!!... 
En fin, cumplimos y durante dos fines de semana hemos asistido puntualmente. 
La primera vez, papá se quedó con las hijas mientras antendían a mamá. Las hijas estaban desayunando y jugando en un lugar que vende "cajitas felices" (me gusta ese concepto)
Debo confesar que yo estaba sentada en la silla de tortura, con la boca abierta, escuchando el horrible ruido del taladrito sobre mi diente, con el celular en la mano y pidiendo constantemente en mi mente "que no se caigan, que no se peguen, que desayunen, que mi marido pueda hacerlo, que no las pierda de vista..." Después de un largo rato terminé, mis hijas llegaron y su papá con cara de orgullo y tranquilidad me dijo "desayunaron muy bien las dos y jugaron muy felices, ningún problema" yo, me quedé pausada un momento, con ojos y boca abierta pensando "en serio???? wow!!! que padre!"... 
Ahora era turno de mi marido, pasaría a la silla de la tortura dental mientras yo cuidaba de "mi pituka y mi petaka". 
Decidí permanecer en el consultorio leyéndoles un libro animado de animales médicos (mas interesada yo leyendo las historias del "Dr. Sanafante"). Estaban tambien en la sala de espera un papá con una bebé pequeñita, como de unos 3 o 4 meses creo yo. La mamá de la nena era una odontóloga que había ido a atender a una paciente. Mientras yo leía, el papá cargaba a su bebé, pero en algún momento decidió dejarla acostadita en uno de los sillones, él se levantó y se fué a leer algo en su celular al mostrador del consultorio. Los asientos eran bastante altos y angostos y aunque la bebé estaba profundamente dormida y no suelen moverse, yo estaba con el Jesús en la boca, cuidando a mis niñas, leyendo sobre el sanafante y con el tercer ojo cuidando de la bebe, que ni conocía... y el papá, tranquilamente en lo suyo dándole la espalda a su hija, sin pendientes ni preocupaciones.... No lo juzgo, no me parece que lo hiciera de mala intención simplemente le pareció algo normal y mas bien pensaba en mi estresada personalidad, me decía a mi misma "tranquila, hakuna matata, es muy bebe, no se moverá y bla bla bla": En ese momento salió la mamá de la nena, terminó su consulta... salió y fue directo a su beba, antes de decir cualquier cosa, volteo con el marido y con mirada penetrante le dijo sutil y cariñosamente "oye amor, no se deja asi a la bebe, COMO CREES??!!!! se puede caer"... fue tan chistoso, por que en serio, hablaba suave, pausado y cariñoso pero con una mirada que decía mas que mil palabras y el papá, volteaba a verla con cara de "y ahora que hice? pero si esta dormida, ni se mueve..." y después prefirió guardar silencio y aceptar el regaño por "tan terrible error"... jaja! yo pensaba "andele! ya lo regañaron, por descuidado, a ver si aprende... y por otro lado pensaba nuevamente que yo no estoy tan loca, este estrés y ansiedad que siempre me invaden, son propios de la maternidad, mientras que ese comportamiento relajado y a veces hasta descuidado, es propio de la paternidad".
La siguiente semana aun debíamos acudir al dentista. Esta vez cambiamos el orden y paso primero a consulta mi marido, mientras mis hijas y yo íbamos por nuestra "cajita feliz". No es fácil explicar con palabras cómo me encontraba yo, en verdad seria mucho mejor si lo vieran, pero intentare explicarme... mientras una hija se trepaba en uno de esos juegos del tipo que utilizan los hámsters, ya saben?? y la otra que aun tiene equilibrio deficiente, se trepaba en una casita con resbaladilla... mi cabeza giraba de un lado a otro, veía a una luego a la otra, a una y luego a la otra... "pituka ten cuidado, petaka te pegaras en la cabeza!, ven a comer!!, no estés chupando eso, uuuuy!!! fijate por favor!!!..." no bueno, mi cafe quedo intacto, no pude ni probarlo... con gran dificultad logre que comieran un hot cake cada una... mi marido regreso y yo, ya estaba cansada, ojerosa, temblorosa y hambrienta, ah! y ademas asustada por que era mi turno para el dentista.... Hasta el dia de hoy, no dejo de pensar, "cómo pudo mi marido estar con las dos al mismo tiempo, lograr que desayunaran todo! (2 hot cakes y un jugo cada una), publicar en face y chismear en el whats, y ademas las hijas la pasaron fantástico trepándose a los juegos y resbaladillas.... COMO???" 
Debo mencionar, sin juzgar, culpar, ni criticar... las probabilidades de que las hijas se caigan, se peguen, lloren, o algo similar, definitivamente son mayores cuando están con papa, lo digo porque lo he comprobado, no lo invento... pero también reconozco que mi nivel de estrés es peligrosamente elevado y, aun cuando no esta bajo mi control, sin duda disfrutaríamos todos mas si fuera un poco mas relajada.... así que habiéndolo descubierto y aceptado, me esfuerzo trabajando en eso... 

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